Enrique Gómez Serrano murió en la Ciudad de México a los 53 años el pasado 30 de abril, padre de nueve hijos, con su esposa Martha Olavarrieta era miembro del Pontificio Consejo para la Familia desde el 28 de Agosto de 2004.

 

Era un hombre firme, sereno, de gran delicadeza interior. Un padre y un marido ejemplar, con una gran caridad y comprensión para con todos. Generoso y comprometido con el bien común de su nación. Un hombre con amplitud de miras y una sensatez poco común. Enamorado del plan de Dios sobre la familia, solía decir que no había partido del estudio de la doctrina, sino que, más bien, había descubierto la solidez de la misma a través de la vivencia del amor conyugal.

 

Estuvo fuertemente implicado en la organización y realización del VI Encuentro Mundial de las Familias, que reunió a decenas de miles de personas de 98 países de los cinco continentes del 14 al 18 de Enero pasados en la Ciudad de México. Con toda su familia, ya gravemente enfermo, trabajó con enorme entusiasmo, cordialidad y generosidad para convertir esa importante reunión eclesial en una exitosa celebración del Evangelio de la familia y de la vida.

 

Nació en la Ciudad de México y estudió ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana. Hizo una Maestría en Administración de Empresas y una segunda especialización en Alta Dirección de Empresas. Fue profesor de la materia "Factor Humano" en la Universidad Panamericana y de "Empresa y Familia" en la Maestría en Ciencias de la Educación del Instituto de Ciencias de la Educación de la misma Universidad. El 28 de Mayo de 1983, contrajo matrimonio con Martha Olavarrieta con quien procreó nueve hijos: Manuel Enrique, Adrián, Fernando, Rodrigo, Andrea, Alejandro, María, Juan Pablo y Santiago Tarcisio.

 

Fuertemente comprometido con la causa de la familia y de la vida, fue presidente de ALAFA (Alianza Latinoamericana para la Familia), capítulo México; y Director del Consejo de "Red Familia", institución que reúne a más de cien organizaciones pro-familia y pro-vida en México. Uno de los principales organizadores del III Congreso Internacional de la Familia, iniciativa civil, que se celebró en la Ciudad de México en el 2004.

 

Junto con su esposa trabajó asiduamente en la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de México, colaborando con la Comisión Arquidiocesana de Familia. Así mismo, fueron secretarios laicos del Departamento de Vida de la Conferencia del Episcopado Mexicano y participaron como familia en el jubileo de las familias del año 2000.