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Reanudar los hilos
Una encuesta sobre cómo cambia el matrimonio - y los cursos prematrimoniales - en Italia, en Milán



Disminuyen los matrimonios en Italia, un 15 por 100 al año, y aumenta la edad en que se casan (más de 30 años). Cada vez son menos los primeros matrimonios y en aquellos en los que ambos son italianos. Aumentan las uniones en las que uno de los cónyuges es extranjero. Los datos proceden de una investigación del instituto de estadística nacional (Istat) y están corroborados por la encuesta hecha, a nivel local eclesial, desde la perspectiva pastoral, por los operadores familiares de las Diócesis.
 
Se fija en cómo cambian los novios y los cursos prematrimoniales, publicados en el Osservatore Romano el pasado 2 de julio, por Alfonso Colzani y Francesca Dossi, responsables del Servicio para la Familia de la Archidiócesis de Milán.
En la capital lombarda, la edad media de "las familias que pronuncian el fatídico 'sí' es superior a la de hace tres años (más de 36 para los hombres y de 34 para las mujeres). Disminuyen, como en el resto de Italia, los matrimonios religiosos, un 24%, hasta el ñunto de que ya en 2011 las bodas civiles han sido mayoría. En la diócesis milanesa, en el decenio 2001-2011, los matrimonios por la Iglesia se han reducido a la cuarta parte pasando de 23.000 a menos de 7.000.
Si, por un lado, el proceso de secularización ha llevado a una reducción de matrimonios religiosos y de matrimonios en general, por otro, los cursos preparatorios señalan -dicen los operadores- una mejoría cualitativa. "Pocos, pero buenos". "Se es consciente de que aquellos que piden el matrimonio cristiano hoy están más motivados, lo hacen porque han intuido en esta elección una ventaja para sí y su familia, advierten que la esfera religiosa tiene un valor especial que garantiza profundidad y raíces para el futuro. Después está el fenómeno más sorprendente de los últimos años, la explosión de la práctica de la convivencia prematrimonial, difundidísima también entre quienes piden el matrimonio cristiano". Se trata de un 2cambio radical de mentalidad, dado que también la gran mayoría de los creyentes no se acerca al matrimonio en la forma de la 'fides', sino en la del experimento". Se quiere probar antes de decidir. "Un periodo de prueba segura".
Según los datos de Istat, las parejas que conviven antes de casarse son el 95% en las grandes áreas urbanas, entre el 60 y el 75% en los pequeños centro, como resultado de la transformación de la mentalidad, lo cual es un signo de precariedad e incertidumbre, y también indica que "en la raíz de la decisión de convivir está la precariedad laboral, que desanima a la asunción de responsabilidades comprometidas". El trabajo, ausente o precario, es la razón principal para el 30% de los casos.
Para muchos, la decisión de casarse es consecuencia del nacimiento de un hijo; "ser padres es un paso importante, que marca un cambio en la percepción de la relación de pareja, que, después del nacimiento del hijo se percibe como más importante y por lo tanto reclama un nuevo paso". Así, "el matrimonio es percibido como celebración del logro de una situación existencial importante: no se vive solo para uno mismo, se da peso institucional a la relación, se recupera la valoración social de la institución familiar, que las nuevas generaciones tienen dificultad en percibir en un contexto marcado por la pérdida del sentido comunitario y civil". En este contexto, "los recorridos eclesiales marcan para los participantes un alegre redescubrimiento del conjunto de significados y de su potencial sentido". Así pues, "las comunidades cristianas, a partir de los despachos parroquiales, están llamadas a la acogida de todas las variadas situaciones existenciales que llaman a sus puertas pidiendo el matrimonio según la Iglesia".
 
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