Una pastoral familiar atenta, la calidad de la fe en la familia y la oración. Este es el secreto para mantener vivas las vocaciones al sacerdocio en Vietnam: “Si una familia es santa, pueden nacer vocaciones en ella”, lo declaraba monseñor Paul Bùi Van Doc, arzobispo de Hôchiminh Ville, uno de los veinticuatro metropolitas que recibió el palio del Papa Francisco. Para el prelado, también presidente del episcopado vietnamita, la prioridad para la Iglesia es la formación de sacerdotes y seminaristas que siguen siendo un número considerable: “Las vocaciones son florecientes. En nuestro seminario mayor en Hôchiminh, que acoge a los candidatos de tres diócesis- añadía- tenemos cerca de 250 seminaristas mayores. En todo el País hay ocho seminarios mayores con otros tres mil candidatos, entre diocesanos y religiosos. Sin embargo, la formación de los jóvenes resulta cada día más difícil por la influencia de una cultura de secularización, de materialismo práctico, de una mentalidad individualista más insidiosa que el ateísmo del Estado”. A la raíz de esta fecundidad vocacional, según explicaba el prelado a la agencia Fides, se encuentra “la vida de las familias cristianas, que gozan todavía de una gran calidad de fe y de testimonio. Es por esto que la pastoral familiar es muy importante: la familia es la cuna de las vocaciones, si son santas, tendremos más sacerdotes. A nivel diocesano, pero también de Conferencia episcopal, prestemos una gran atención a la pastoral familiar”.