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Matrimonio y Eucaristía   versione testuale
En Génova, en el transcurso de una conferencia académica, Monseñor Laffitte hizo un paralelo entre el don eucarístico y el don nupcial, aportando así su contribución al debate sobre la comunión para los divorciados casados de nuevo


Monseñor Jean Laffitte, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, dio comienzo al año académico 2014-2015 de la sección genovesa de la Facultad teológica de Italia septentrional. Su conferencia académica, que tuvo lugar en la capital de Liguria el 29 de octubre, se basó en el tema “Matrimonio y Eucaristía. Aspectos teológicos”.
 
El Secretario del PCF, tras haber analizado 22 (es decir, el quinto ciclo) de las 134 “Catequesis del miércoles” de Juan Pablo II – motor propulsor de la renovación de la teología sacramentaria y de la antropología del matrimonio y de la familia – habló de la naturaleza sacramental del matrimonio haciendo un paralelo entre la lógica del don eucarístico y la del don nupcial.
Como conclusión de la conferencia de Monseñor Laffitte se abordó el escabroso tema de la comunión para los divorciados casados de nuevo, recordando que “la Iglesia no se establece en la lógica de la discriminación o de la punición; sino que no hace más que constatar una situación de imposibilidad objetiva: la realidad de una segunda unión entra en contradicción objetiva con la de la unión de amor entre Cristo y la Iglesia que representa y actualiza la Eucaristía. Si Cristo ha hecho una alianza con los esposos en la celebración del matrimonio, no puede hacer una segunda alianza que esté en contradicción con la primera. El Señor es fiel. Somos conscientes – proseguía Su Excelencia – de que esto no responde completamente a la cuestión de la naturaleza de la Eucaristía, pues como sabemos muy bien esta es un remedio y confiere una gracia sanadora. Sin embargo, la gracia sanadora del pan eucarístico puede actuar solamente cuando se recibe en ciertas condiciones: solo en los casos en los que exista la voluntad (o buena voluntad) de aquel que recibe el Cuerpo de Cristo para vivir en concordancia con lo que Cristo pide a través de las instrucciones de su Iglesia, esto es, romper con una situación de incompatibilidad (segunda unión o cualquier otra situación de contradicción grave con los mandamientos divinos).
 
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