"Trabajar para apoyar a la familia fundada en el matrimonio que es el elemento básico de la vida y del desarrollo de una sociedad significa garantizar el futuro de la humanidad y contribuir a la renovación de la sociedad, sentando así las bases que necesitan todas las personas y todos los seres humanos para poder realizarse como tales ". Con estas palabras el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra, señalaba con motivo de la celebración de la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, la importancia y la fuerza del núcleo familiar en toda la sociedad humana, en un contexto en el que la familia está tan fuertemente cuestionada por la cultura dominante. "La Sagrada Familia de Nazaret - dijo el prelado desde el ambón de la Catedral de la Almudena - es el icono en el que se puede contemplar la belleza de la familia." La familia es el lugar donde realmente se construye la "cultura del encuentro", porque es un lugar de convivencia entre diferentes generaciones, pero no sólo eso: también es un "santuario de amor y de vida", porque en la familia se enseña y se aprende a vivir desde esa perspectiva que realza al ser humano, la misma perspectiva de Dios, y "en la familia se aprenden y se desarrollan las virtudes esenciales para la vida." En esta perspectiva, añadió monseñor Osoro Sierra, la Sagrada Familia es "el prototipo de todas las familias cristianas," llamada "a realizar la vocación y la misión de ser célula viva no sólo de la sociedad, sino también de la Iglesia." De aquí nace "la urgencia y la necesidad de mirar con confianza a la Sagrada Familia de Nazaret."