En su recorrido por Tierra Santa, Francisco, en sus discursos, ha dedicado una especial atención a la célula fundamental de la sociedad y a sus componentes.
Además de consolidar las relaciones entre los pueblos y las religiones, la peregrinación a Tierra Santa ha sido también una oportunidad que el Sumo Pontífice ha aprovechado para hablar al mundo entero de la familia y de la dignidad de la vida humana. Temas estos que han surgido en algunas de sus intervenciones públicas: en principio, durante el rezo del Regina Coeli del domingo 25 de mayo, el Papa ha querido expresar un pensamiento de cercanía a la comunidad cristiana de Galilea y de Nazaret, ciudades de la Sagrada Familia:
“Contemplando a la Sagrada Familia aquí, en Belén, mi pensamiento se dirige espontáneamente a Nazaret, adonde espero poder ir, si Dios quiere, en otra ocasión. Abrazo desde aquí a los fieles cristianos que viven en Galilea y aliento la realización del Centro Internacional para la Familia en Nazaret” (nuestra traducción) Otro particular llamado a la familia y al matrimonio ha sido el que han pronunciado, en Jerusalén, el Papa Francisco y Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla, en su declaración conjunta durante el encuentro ecuménico. De hecho, ambos han afirmado:
«Y, mientras nos encontramos aún en camino hacia la plena comunión, tenemos ya el deber de dar testimonio común del amor de Dios a su pueblo colaborando en nuestro servicio a la humanidad, especialmente en la defensa de la dignidad de la persona humana, en cada estadio de su vida, y de la santidad de la familia basada en el matrimonio, en la promoción de la paz y el bien común y en la respuesta ante el sufrimiento que sigue afligiendo a nuestro mundo. Reconocemos que el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la injusta distribución de los recursos son un desafío constante. Es nuestro deber intentar construir juntos una sociedad justa y humana en la que nadie se sienta excluido o marginado». Pero también en Cisjordania, en su encuentro con los jóvenes discapacitados en Betania, el Papa Francisco ha pedido rezar por la paz y por las personas más débiles de la sociedad:
«A ustedes jóvenes, les pido que se unan a mi oración por la paz. Pueden hacerlo ofreciendo a Dios sus afanes cotidianos, y así su oración será particularmente valiosa y eficaz. Les animo a colaborar, con su esfuerzo y sensibilidad, en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos. A pesar de las dificultades de la vida, sean signo de esperanza. Ustedes están en el corazón de Dios, ustedes están en mis oraciones, y les agradezco su calurosa y alegre y numerosa presencia. Gracias». Dedicada en su totalidad a la promoción y al cuidado de los niños ha sido la homilía pronunciada en la Plaza del Pesebre, en Belén, a pocos pasos de la Gruta de la Natividad. Allí el Santo Padre recordó:
«El Niño Jesús, nacido en Belén, es el signo que Dios dio a los que esperaban la salvación, y permanece para siempre como signo de la ternura de Dios y de su presencia en el mundo. El ángel dijo a los pastores: “Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño…”. También hoy los niños son un signo. Signo de esperanza, signo de vida, pero también signo “diagnóstico” para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad, de todo el mundo. Cuando los niños son recibidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano. Recordemos la labor que realiza el Instituto Effetà Pablo VI en favor de los niños palestinos sordomudos: es un signo concreto de la bondad de Dios. Es un signo concreto de que la sociedad mejora.
Dios hoy nos repite también a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI: “Y aquí tenéis la señal”, buscad al niño… El Niño de Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo, es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida de los hombres. Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy los niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno».