Entrevista a Giuseppe Bigi, director de "Casa Betania"
Giuseppe Bigi nació en Albinea el 19 de Marzo de 1955, está casado con Annamaria Fulloni y tiene dos hijas, Francesca y Sara. El 3 de septiembre de 1994 fue ordenado diácono permanente. Tiene un diploma de Magisterio en Ciencias Religiosas y enseña religión en las escuelas medias de Albinea. Ha sido desde hace años director de la comunidad terapéutica del Centro italiano de solidaridad (C.e.i.s.). Desde hace once años es el responsable de Casa Betania.
En el Pontificio Consejo para la Familia, Giuseppe Bigi nos ha informado sobre la Casa Betania y sus problemas, ligados a la situación actual. «En los últimos tiempos - dice el director - hay muchas más personas afectadas por la falta de trabajo. Muchas familias se arriesgan a perder la casa». No es suficiente la ayuda alimenticia o pequeños préstamos. «Las preocupaciones provocan depresiones». Los "custodios" de Casa Betania intentan ayudar a las familias con problemas a encontrar un nuevo trabajo o asumen el compromiso de pagar alquileres o impuestos. La actividad principal es el cuidado del olivar, la producción de vinagre balsámico o la venta de productos.
El camino de servicio de las "familias custodios" comenzó en los Noventa, con un grupo inicial de familias. Poco a poco se sumaron otras, para desarrollar «papeles activos en la comunidad, como catequistas, educadores o como "ángeles custodios" (figura que sigue individualmente, con una relación afectiva y atenta, a los huéspedes de la casa) o para preparar la comida dominical o prestar otros servicios de asistencia». Las "nuevas" familias - dice Bigi- «son aceptadas como son, dándoles mucho tiempo antes del ingreso efectivo en la casa para madurar y consolidar su elección, sin pedirles posteriores compromisos, sino aquellos que puedan ofrecer». Se les asegura a todas las familias un acompañamiento constante "sobre el terreno". «Se les pide hacer lo que pueden, compaginándolo con sus compromisos laborales y familiares, para crear en la casa, con su presencia, un clima de familia, para estar presentes en los momentos cotidianos de oración o de comida, cuando el trabajo no se lo impide. El tiempo de permanencia de tres meses está relacionado con la "prueba" que se pide a una familia que no se siente "suficientemente preparada" para este servicio y que se asustaría ante la idea de quedarse más tiempo. Todas, sin embargo, al final de su turno, agradecen la oportunidad que han tenido y renuevan su disponibilidad».
El momento de la despedida de las "familias custodios" de los huéspedes es doloroso para ambos. «Pero surge enseguida la belleza y la novedad de nuevos rostros, de una forma diferente de hacer familia con ellos». Esta diversidad es una riqueza. «En los últimos años, en el periodo estivo - dice Bigi - hemos tenido jóvenes "custodios" durante los tres meses de vacaciones. La experiencia ha sido positiva, tanto para los huéspedes, sobre todo para los muchachos y muchachas que había en la casa, como para los jóvenes "custodios", que al enfrentarse con una realidad muy diferente de la suya han podido experimentar, como grupo, un periodo de vida comunitaria intenso y rico en estímulos y en asunción de responsabilidades. Los muchachos han respondido con entusiasmo y han encontrado muy bonita esta experiencia».
Periódicamente, con una frecuencia regular, se reúne el Consejo pastoral parroquial, en una asamblea de 25 miembros, bajo la guía del párroco, para discutir los temas de interés común, sobre todo los relativos a la organización, a las festividades o momentos de familia. «Casa Betania y toda la actividad caritativa de la parroquia tiene como responsable al diácono destinado por el párroco, tiene un Consejo de Casa para las decisiones y la guía, y mucha autonomía operativa», en una experiencia de "estar juntos" entusiasmante, pero que «requiere paciencia, buena voluntad y la conciencia de saber que lo que el Señor pida, cuando lo pida, él lo hará». El único criterio es acoger a todo el que tiene necesidad si hay sitio y se le puede ayudar. «La mitad de los que vienen no pueden pagar ni siquiera a través de los servicios sociales». ’El secreto del éxito de los "ángeles custodios" de las familias? «Decidimos todo juntos, para llevar la carga y compartir responsabilidades. Nos encontramos con una frecuencia fija para hablar de las personas que están en la Casa, para conocer las nuevas peticiones de acogida, para escucharnos y valorar las ideas o sugerencias que nos parecen mejores e ir en la buena dirección. Participan en nuestros encuentros también personas que no forman parte del Consejo de Casa (las familias que custodian, por ejemplo, o cualquiera que nos pueda ayudar a comprender mejor ciertos argumentos o que esté mejor informado que nosotros sobre el caso o la situación que se debe decidir). Buscamos de todas las formas posibles implicar a la comunidad con signos y oraciones durante la celebración eucarística dominical, dando información sobre los acontecimientos de la Casa a través de una revista periódica, invitando "personalmente" a personas y familias a llevar a cabo determinados servicios, creando momentos de comunión en la Casa con motivo de fiestas o aniversarios».
«Creemos - concluye el director de Casa Betania - que es indispensable tener conciencia de los propios límites, aceptar que no se pueden resolver situaciones que pueden ser críticas y no mejorables, por un tiempo o para siempre. Aceptar que otros pueden hacerlo mejor que nosotros y también no juzgar cómo lo hacen o están haciendo otros». El momento más bonito e importante es la oración diaria en la Capilla de la Casa. «Esta es la estrella polar a seguir».