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La Natividad del Señor (Lc 2,1-14)
Desde la historia de un pequeño pueblo, Israel en Palestina, hasta los últimos confines de la tierra. El nuevo pueblo del Señor es universal, incluso si este procede de la semilla de David.



Ante la humildad escondida de María y de José, se encuentra el poder universal del emperador que decreta el censo de todo el mundo. El César no sabe que Dios se sirve de él para realizar el tiempo de la salvación universal. El gran acontecimiento se pone al servicio del otro evento más pequeño, toda la historia converge hacía la gruta de Belén, allí se encuentran con María y José y su primogénito. ’Qué gran maravilla ha acontecido?
 
Del censo nadie se acuerda; por el Nacimiento del primogénito todos han sido salvados y la historia sigue infundiendo fe y esperanza. A todas partes alcanza la grandeza humilde y obediente de María y de José, seguros de que todo está en manos del Padre.
Los pastores son gente pobre. Velan en la noche para guardar el rebaño. Los ángeles les asustan, pero se dejan envolver e iluminar por la luz. El anuncio es para ellos: “os ha nacido”, porque los pobres son los verdaderos destinatarios del acontecimiento. Hoy les es dado a los hombres el vivir en la tierra lo que se vive en el cielo. Los pastores alaban y glorifican a Dios como ocurre en la liturgia celeste. Isaías lo había anunciado: “un niño os ha nacido”. Además, cada niño que nace es Emmanuel, Dios con nosotros y por nosotros y mientras siga naciendo un niño, el cielo continuará a hablar con la tierra.
 


Ultimo aggiornamento di questa pagina: 18-DIC-14
 

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