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Pascua de Resurrección   versione testuale


María, va por la noche al sepulcro pensado encontrar el cuerpo muerto de Jesús. Es "todo lo que le queda para mantener vivo el recuerdo de su encuentro con el Señor. La piedra rodada y la tumba vacía la desorientan pero estas dos cosas siguen siendo signos relacionados con la muerte, el problema es que ahora no sabe "¡dónde lo han puesto!". Una expresión maravillosa y llena de afecto.
 
Antes era ella la que corría, ahora son Pedro y Juan los que corren, turbados y agitados. El primero en llegar, el más joven, espera a que el otro entre el primero. Las vendas y el sudario le bastan para creer, sin necesidad de apariciones y anuncios. Tal fe es en sí misma un milagro. La fe mide nuestra experiencia, nuestra historia ante el misterio de la muerte y resurrección, y nos llama siempre - mientras aún es de noche - a convertirnos y a creer.
María, Pedro, Juan, los discípulos, al principio sólo vieron el Sudario.
Este año, la Sábana Santa será expuesta, y así podremos contemplar la extraordinaria misericordia. Ante ella, nos atrevemos a decir:
 
Graba tu Rostro en mí, Señor,
para que el Padre viéndoTe en mí diga: "Tú eres mi hijo amado",
que todo aquel que me encuentre vea en mí una destello del Padre.
Graba tu rostro en mí, Señor,
que yo sea un testigo de tu ternura infinita hacia toda criatura.
Graba tu rostro en mí, Señor,
que yo sea una Sábana Santa viviente
que lleva grabados los signos de tu muerte y de tu Resurrección.
 
 
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