"El capítulo III se centra en una Iglesia que toma en serio las relaciones quebrantadas, la cohabitación, las uniones civiles, con el compromiso, característico de una Iglesia madre y maestra, de conducir a la plenitud lo que está todavía en camino y de curar las heridas de los que, por diversas razones sufren del dolor de una relación rota". Estas son las primeras palabras del comentario de Don Giampaolo Dianin, profesor de teología moral y pastoral de la familia en la Facultad teológica de Triveneto, sobre el Capítulo III de la Parte III del Instrumentum Laboris, titulado "
Familia y acompañamiento eclesial".
Los verbos de este acompañamiento espiritual, subraya Don Dianin, son los siguientes: anunciar, acoger, animar, reencontrar, apoyar, consolar, cuidar, permanecer al lado; el fondo evangélico es el de la "verdad misericordiosa"; la atenta mirada para entender las motivaciones y para asumir el sufrimiento.
Acompañar significa sobre todo retomar algunas dimensiones de la vida familiar sin la cual ninguna relación sería capaz de soportar vientos en contra, en primer lugar la disposición a perdonar. Los conflictos, provocados inevitablemente por la diversidad, solamente podrán ser superados si son asumidos como una experiencia cotidiana. No hay que olvidar que la educación a las relaciones es el resultado de "una sólida vida espiritual y de la fe en la presencia fiel de Dios".
Il Commento
