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Divorciados casados de nuevo, Eucaristía y Penitencia   versione testuale


En la inauguración del nuevo año judicial del tribunal eclesiástico regional de Umbria, el pasado 27 de marzo, el cardenal Velasio De Paolis, presidente emérito de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede, habló en la sesión de apertura, de “los divorciados casados de nuevo y los sacramentos de la eucaristía y de la penitencia”. Tomando como punto de partida la situación de crisis de la familia y de la sociedad hizo hincapié en la necesidad de encontrar la dirección correcta, reflexionando del mismo modo sobre la naturaleza y la historia de la Iglesia, analizando algunas pautas del magisterio y de la disciplina para participar a los sacramentos, también hizo referencia a las orientaciones expresadas por el cardenal Walter Kasper.

El cardenal De Paolis escribe así: “La problemática de los divorciados casados de nuevo se presenta como una situación irregular, en tanto que las personas interesadas se encuentran unidas por un vínculo matrimonial no reconocido por la Iglesia, resulta pues inadmisible su reconocimiento ya que las correspondientes partes implicadas están ya vinculadas por una unión matrimonial que no puede ser disuelta. La irregularidad consiste por tanto en este nuevo vínculo. Por consiguiente la convivencia que llevan a cabo las personas interesadas se declara contraria a la moral católica, particularmente porque la moral sexual de la doctrina católica declara que solamente es lícito el acto conyugal entre esposos legítimos en el ámbito matrimonial. Esta situación revela otra irregularidad, el acceso al sacramento de la Eucaristía al alcance de todo aquel que es consciente de no haber cometido ningún pecado grave, y al sacramento de la penitencia o de la confesión sacramental que no se encuentra disponible salvo para aquellos que sienten arrepentimiento de su pecado y ponen su empeño en no cometerlo más”.
 
Para el presidente emérito de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede “ queda así confirmada de modo irreversible la doctrina tradicional que además de ser una doctrina corroborada desde hace siglos, tiene unas bases sólidas en lo que concierne moral y espiritualidad cristiana. [...]
Más allá de las diversas situaciones en las que se encuentran los divorciados casados de nuevo , en todas las situaciones se haya siempre el mismo problema: una convivencia ilícita more uxorio entre dos personas que no están unidas por un verdadero vínculo matrimonial. El matrimonio civil, de hecho, no es un vínculo matrimonial; según las leyes de la Iglesia no tiene tampoco ni la aparencia de un matrimonio, tanto es así que la Iglesia habla de matrimonio atentado. De cara a esta situación no se logra ver cómo el divorciado podría recibir la absolución sacramental y acceder a la Eucaristía”.
 
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