Torna in Home Page
 HOME ESP » Iglesia » Teología de la familia » Una ruta hacia el mundo    

Una ruta hacia el mundo   versione testuale
Conferencia del cardenal Müller en el coloquio “La complementariedad entre el hombre y la mujer”, en el Vaticano del 17 al 19 de noviembre


“El ser masculino o femenino no se basta a sí mismo. Esta evidencia, indeleble en la naturaleza humana, revela nuestra radical dependencia: no podemos complementarnos a nosotros mismos. Esta consideración bastaría para mostrar la inadecuada manera individualista de abordar la realidad, un individualismo que caracteriza la mentalidad de hoy en día”. Este es uno de los artículos, publicados por el Osservatore romano, de la conferencia que el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, pronunciará en el transcurso del coloquio internacional interreligioso que tendrá lugar en el Vaticano del 17 al 19 de noviembre y que tendrá por tema “La complementariedad entre el hombre y la mujer”.
 
En la perspectiva judeocristiana, el tema es “muy relevante y está muy presente en la lectura y en la interpretación que la tradición ha aplicado a algunos textos bíblicos esenciales”. El purpurado analizada de manera particular, comparándolos entre ellos, el Simposio de Platón y el Génesis. “Mientras que en el primer caso la diferencia sexual es vista como una punición que debilita al hombre para que no pueda acercarse a los dioses, es decir, una caída del hombre del nivel casi divino a la impotente esclavitud, en la Biblia la diferencia sexual es justamente el punto preciso dónde Dios hará presente su acción y su imagen”. Igualmente “es importante subrayar otra desemejanza entre el relato platónico y la Escritura: en el primero, el hombre y la mujer, cuando se unen, se hacen un solo ser lleno y satisfecho de sí, sin embargo en el libro del Génesis, la unión del hombre y de la mujer no conduce a una plenitud, no les encierra en sí mismos, pues justamente al unirse el uno al otro se abren a la presencia más grande de Dios”.
Y es “justamente la presencia de Dios en la unión entre hombre y mujer la que nos ayuda a considerar el significado de su complementariedad. […] La unión del masculino y del femenino es complementaria no en el sentido que de ella resulta un todo completo en sí mismo, sino en el sentido en que su unión revela como ambas son una mutua ayuda para caminar hacia el Creador. La razón por la que esta unión tiene como finalidad el ir más allá de ella misma se hace evidente con el nacimiento del hijo. La unión de los dos, el hacerse ‘una sola carne’, se hace realidad en la única carne que es generada gracias a esta unión. Así pues, queda demostrado que la complementariedad quiere decir también sobreabundancia, surgimiento de novedad”.
 
 
print
Copyrights 2012. All rights reserved Pontificium Consilium pro Familia