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El jubilo de los argentinos por Papa Francisco   versione testuale
Testimonio de Maria Rosa Barabaran de Scarano y Romulo Alejandro Scarano


 
Testimonio relacionado al Papa Francisco de Maria Rosa Barabaran de Scarano y Romulo Alejandro Scarano, marido y mujer argentinos.
 
 «Es muy difícil encontrar las palabras que puedan expresar la multitud de sentimientos y experiencias que ha provocado en nosotros y en nuestra comunidad la elección de nuestro Cardenal Bergoglio como Papa Francisco: Incredulidad...Sorpresa....Jubilo...un cierto temor la complejidad de las circunstancias que debe enfrentar el sucesor de Pedro y finalmente una sensación de gratitud y confianza en el Espíritu Santo que guía la Iglesia.
La elección del Papa Francisco ha generado en toda la comunidad argentina - no solo entre católicos o creyentes - un sentido de comunión y esperanza, inédito en nuestra historia reciente. Un Pastor Bautista nos comentó que por primera vez oraba por un Papa. Sectores Políticos caracterizados por la intolerancia y la irreconciliable confrontación, han tenido gestos de respeto y hasta autocritica. En las últimas décadas, el Cardenal Bergoglio constituyó – más allá de lo pastoral - un referente moral para toda la comunidad argentina. Emergente de una generación de jóvenes sacerdotes latinoamericanos marcada por los grandes ideales de renovación religiosa y social, de los años 60 y 70, iluminados por el vaticano II en la integración del evangelio y el desarrollo integral del Hombre.
El Pueblo Argentino, no olvida su valentía y coherencia, en el duro trance económico, político y moral que, en diciembre del año 2001, produjo el colapso del gobierno nacional y de todo el sistema de endeudamiento consumista impuesto en nuestro país, en los neoliberales años 90. Un pueblo herido y desconcertado, ante el espectáculo de la migración de miles de jóvenes en busca de una posibilidad de vida, recibió la palabra y los gestos de Mons. Bergoglio, como un padre que contiene y corrige, anuncia y advierte. Su imagen fue una luz encendiendo la esperanza, en medio del naufragio. Queda en la memoria de los Argentinos el coraje y la claridad de su homilía (sobre la Parábola del Buen Samaritano) del 25 de mayo de 2003, en presencia de las máximas autoridades políticas de la nación.
 
“…. Los ‘alteadores del camino’ han conseguido como aliados a los que ‘pasan por el camino mirando a otro lado’. Se cierra el círculo entre los que usan y engañan a nuestra sociedad para esquilmarla, y los que supuestamente mantienen la pureza en su función crítica, pero viven de este sistema y de nuestros recursos para disfrutarlos afuera o mantienen la posibilidad del caos para ganar su propio terreno. No debemos llamarnos a engaño, la impunidad del delito, del uso de las instituciones de la comunidad para el provecho personal o corporativo y otros males que no logramos desterrar, tienen como contracara la permanente desinformación y descalificación de todo, la constante siembra de sospecha que hace cundir la desconfianza y la perplejidad. El engaño del ‘todo está mal’ es respondido con un ‘nadie puede arreglarlo’. Y, de esta manera, se nutre el desencanto y la desesperanza. Hundir a un pueblo en el desaliento es el cierre de un círculo perverso perfecto: la dictadura invisible de los verdaderos intereses, esos intereses ocultos que se adueñaron de los recursos y de nuestra capacidad de opinar y pensar”.
 
Todavía estamos muy emocionados asimilando este increíble tiempo de Gracia. El Padre Bergoglio siempre pidió y pide que recemos por él y somos miles los que hemos tomado ese humilde compromiso de sostenerlo con la oración. Es una deuda de gratitud por todo lo que él es para nosotros y una apuesta a la esperanza de mejores tiempos por venir en toda la Iglesia. Francisco alienta en cada uno de sus gestos, el sueño de una Iglesia pobre y solidaria, al servicio de la vida amenazada, cuya gloria y fuerza emana de la cruz. ¡¡Lo queremos mucho!! y nos sentimos muy comprometidos con toda la Iglesia a través de su ministerio. Gracias».
 
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