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La casa de las familias heridas   versione testuale
Entrevista con Mons. Mario Meini, Delegado de Pastoral de la Familia en la Conferencia Episcopal toscana

Con motivo de la visita ad limina de los Obispos de Toscana, el martes 9 de abril, al Pontificio Consejo para la Familia, mons. Mario Meini, Obispo de Fiesole, Delegado de Pastoral de la Familia en la Conferencia Episcopal toscana, ha sido entrevistado por Emanuela Bambara.
 
1) Muchas veces, en estos primeros días de Pontificado, el Papa Francisco se ha referido a la centralidad de la familia en la vida de la Iglesia y de la sociedad. "La familia, esperanza y futuro para la sociedad italiana" es el tema de la 47º Semana social de los católicos. ”Cuál es la prioridad, desde el punto de vista pastoral?
 
«El Creador hace las cosas bien. La familia ha sido creada por Dios y existirá hasta el fin del mundo: un padre, una madre y los hijos. Por lo tanto, no debemos asustarnos demasiado. La familia resiste a los ataques y resurge. La serenidad educativa, el desarrollo armónico de los jóvenes en un clima familiar cálido por el afecto y la comprensión, es la incubadora de buenos ciudadanos y buenos cristianos. En familia se aprende a amar y a aqceptar el sentido de la vida. Mons. Vincenzo Paglia, durante nuestro encuentro, ha insistido en la función estratégica de recursos para la sociedad que tiene la familia, también en el aspecto económico, como primera empresa civil. La urgencia, en el plano pastoral, está en tener relaciones estrechas con las familias, por parte de los sacerdotes y los laicos, no sólo con las familias de parroquianos comprometidos, sino con todas las familias, laicas, en el sentido más bello del término, incluso si no están comnprometidas en la parroquia y si no practican. Conozco un ingeniero de mi diócesis, padre de dos hijos, uno de los cuales tiene una minusvalía, que para ir al trabajo recorre cada día, en bicicleta, durante veitne minutos, el trayecto que le lleva al tren, para después viajar una hora. En el tren reza y lee la Biblia; por la tarde regresa cansado pero sereno, lleno de amor hacia la mujer y los hijos. ”Qué hay que pedirle además para que sea buen cristiano? Nuestra misión es animar a los pdres, a las familias, a fin de que no se sientan solas, porque ya al ser responsables están siendo buenos cristianos. Una prioridad pastoral es, ciertamente, la atención a los enfermos. Hay familias heroicas, que se ocupan de sus enfermos, y son muchas. Al menos una vez a la semana, un encargado de la parroquia y, al menos una vez al mes, el sacerdote, debería visitar estas familias y daqrles ayuda y consuelo. Esta es la frontera de la pastoral familiar. Sirve de cura y atención a aquellos que tienen sus afectos heridos. Hay que poner en práctica el ejemplo del Papa Francisco, con su lenguaje: hacer que todos se sientan acogidos, amados, comprendidos con simpatía y empatía».
 
2) Están en aumento las parejas de hecho, el número de divorcios es igual que el de matrimonios. ”Cuál es la experiencia toscana de la familia?
 
«La situación toscana no es diversa de la de otras regiones de Italia. Se necesita curar los afectos heridos. El que está separado, el que tiene una nueva familia, tiene necesidad de sentirse en la Iglesia como enc asa. Este es un tema debatido. El Papa Francisco nos invita siempre a impregnar los principios con el amor, la simpatía hacia el otro, la empatía con su experiencia y su sufrimiento. Debenmos hacerle sentir de forma concreta el amor de Dios. El año pasado, titulé mis orientaciones pastorales para la familia así: "¡Familias, no temáis!". En Toscana hay una tradición de pastoral familiar. Mons. Pietro Fiordelli, ya en los años cincuenta, le dio un gran impulso. También hoy hay una gran vitalidad en la atención a la vida, no sólo naciente, sino para la dignidad de la persona humana durante toda la existencia, desde la concepción. En Toscana ha nacido el Movimiento por la Vida. Los aspectos positivos prevalecen sobre los negativos y, creo, que este es uno de los objetivos de la pastoral: insistir en el bien que existe más que en las críticas. La familia natural permanece como la piedra angular de la sociedad. "Familia es belleza", se decía hace años. Las madres de hoy son las madres de siempre, ni mejores ni peores. ¡Con cuánto heroísmo cotidiano tantos padres se preocupan de hijos con problemas, tantos esposos atienden a cónyuges enfermos, tantos hijos ayudan a sus padres ancianos y no autónomos, tantos hermanos ayudan a sus hermanos en dificultad! Demasiados párrocos cargan con virulencia contra las así llamadas "malas costumbres" de nuestro tiempo. Es una tentción del maligno. Dios habla de amor».
 
3) ”De qué forma la vida de fe influencia el bienestar de la familia y cómo, en cambio, afecta a los problemas económicos y cómo las dificultades existenciales influyen en la vida de fe, hoy, y en las relaciones entre padres e hijos?
 
«Si el fundamento es el Evangelio, la familia se funda sobre el misterio de la Trinidad, la relación entre padres e hijos está construida sobre el Amor de quien da la propia vida por el otro. Quien no ama, no ha conocido a Dios-Amor. La fe ayuda a construir la casa sobre la roca. El sacrificio, entendido como un don de amor y fuente de alegría en la unidad de la familia, es aceptado con serenidad y transmite a los otros serenidad. La fe es operante, nos hace actuar. Los problemas económicos y el egoísmo disgregan la familia y la esperanza. "No os dejéis robar la esperanza", ha dicho el Papa Francisco. La serenidad y la confianza que vienen de la fe son concretas, visibles en lo cotidiano, y ayudan a planchar una camisa y hacen decir incluso al que está cansado: esta noche los platos los lavo yo. El sacramento del matrimonio se vive en estos momentos cotidianos. Así, la fe influye la forma de vivir los afectos y la intimidad».
 
4)”Es posible una "educación para la familia", no sólo como preparación al matrimonio, sino como formación permanente de todos los componentes de la familia?
 
«La primera formación para la familia tiene lugar en el seno de la misma familia, en el ejemplo recíproco. Los valores de afecto sano se regeneran y reproducen también a través de las crisis. Los buenos valores, testimoniados en la vida cotidiana, permanecen. Y está la atención amorosa de la Iglesia, respetuosa con la familia, sin pretender a cambio un servicio activo en la parroquia, con amor por la familia en cuanto tal. La educación permanente a la familia es, despues, la oración, la oración común, todos juntos».
 
 
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