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Puglia: la frontera de la familia   versione testuale
Los Obispos de la región de Puglia en visita ad limina al Pontificio Consejo para la Familia


El Pontificio Consejo para la Familia ha acogido a los Obispos de las 18 diócesis de Puglia en visita ad limina, el 13 de mayo. Estaban presentes 13 prelados. Después de un informal momento de acogida y un cordial saludo de bienvenida, S. E. Mons. Paglia les mostraba ante todo el deseo de escuchar de los Obispos noticias y valoraciones sobre la pastoral de la familia y de la vida en su región. Antes, el Secretario de los obispos puglienses, S. E. Mons. Michele Castoro, arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, había enviado a nuestro Dicasterio un informe sobre la pastoral familiar en Puglia (link al informe).
 
En nombre de todos, tomó la palabra S.E. Mons. Franceso Cacucci, Arzobispo de Bari-Bitonto y Presidente de la Conferencia, que ha recordado cómo la pastoral familiar en la región ha estado presente desde hace muchos años, de forma que Puglia ha sido protagonista e incluso pionera de la apertura y desarrollo de los Centros de ayuda a la vida, tanto a nivel teológico-pastoral , lo cual ha llevado a la CEI a tener un Directorio de pastoral familiar desde 1993. En Puglia se constituyó, desde el principio, la comisión regional que después se asoció con las otras para formar la Consulta Nacional de pastoral familiar; también el primer núcleo del Forum de las Asociaciones Familiares. todas estas iniciativas han sido posibles gracias a la aportación generosa y decisiva de los laicos, parejas y voluntarios. La familia se ha mostrado, en diversos ámbitos, lugar de frontera entre la Iglesia y la sociedad civil y los Consultorios, lugares abiertos a todos y capaces de colaborar con las instituciones civiles. Precisamente es en Puglia donde la oficina regional de pastoral familiar es un punto imprescindible de referencia y apoyo para las relaciones entre las Diócesis con sus respectivas provincias, además de con la entera región.

En las numerosas intervenciones de los Obispos se ha mostrado la preocupación por los muchos problemas que afectan y hieren íntimamente a la familia. Si la pastoral familiar está en el primer lugar en el interés de la Iglesia, es necesario hacer aún mucho más para que la familia exprese la propia verdad de lugar y relaciones y enriquecimiento personal y recíproco y se superen tantas causas que la transforman en lugar de sufrimiento, laceraciones e incluso violencia. La salud -y la enfermedad- de la familia lo son de la entera sociedad, porque ésta es la célula fundamental.
Entre las peticiones hechas al Dicasterio, están la profundización cultural de temas emergentes e incisivos: teoría del género, nuevas situaciones juveniles (el aumento de las convivencias prematrimoniales) y de parejas (separaciones, divorcios, nuevas uniones, situaciones de hijos de parejas separadas, ecc). La Iglesia debe usar un lenguaje sencillo y unívoco, también para no crear confusión y desorientación.
 
Es alentadora la petición de muchas parejas que se preparan para el matrimonio, solicitando que el suyo no sea sólo un curso de preparación, sino un verdadero recorrido de fe, que es el mejor seguro para la vida de pareja y de familia. Así, incluso en el plano social, se pone todo el esfuerzo en ayudar a la maduración de la conciencia, alargando el horizonte de las razones de la familia, contra el dominio de ideologías y tendencias individualistas y relativistas.
La familia permanece como una gran oportunidad para la Iglesia en cuanto sujeto primario de evangelización y para la sociedad en cuanto recurso imprescindible y universal.
 
 
 
 
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