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Juntos, por una ecología humana   versione testuale
Continúan las manifestaciones de católicos y no católicos, en defensa de la vida, de la familia y de la dignidad de la persona



No cesa el entusiasmo crítico de miles de ciudadanos en Francia, no sólo católicos, contra la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, aprobado el 23 de abril, que será promulgado el 26 de mayo. Para esa fecha, está prevista una manifestación por las calles de París. Los participantes llegarán a la capital de Francia gracias al sistema de solidaridad aplicado en otras ocasiones de protesta pacífica a favor de la vida, que prevé acogida gratuita, medios de transporte y ayuda material para las familias necesitadas.
 
La movilización pacífica contra la ley del así llamado "matrimonio igualitario" no ha cesado, ni en internet ni en las calles, incluso con acampadas ante la Asamblea nacional o ante las casas de los ministros, en lo que ha sido llamado "operación despertar matutino"; también se celebran reuniones de jóvenes que cantan y están juntos como "vigilantes" (se llaman, precisamente, veilleurs). También está la red de las "madres que velan" -mères veilleuses-, que se manifiestan contra la adopción por parejas homosexuales y, sobre todo, contra los vientres de alquiler, que es «mercantilización capitalista del vientre de las mujeres más pobres».
El Presidente de la Conferencia episcopal francesa y Arzobispo de Marsella, mons. Georges Pontier, elegido el pasado abril, que asumirá el encargo en julio, considera que las manifestaciones en defensa de la vida, de la familia y de la dignidad de la persona, deben extenderse a todos los ámbitos de la existencia y de la vida social, en los que están en juego los valores fundamentales e irrenunciables, no sólo éticos y bioéticos, sino también los económicos y políticos, con la misma energía. Todas las áreas del existir y del conocer, de hecho, se fundan en una visión antropológica, en una concepción de la vida y de las personas. Es, pues, una cuestión de ecología humana. Todos los que comparten la misma preocupación por el destino del ser humano y la misma responsabilidad, por lo tanto, están invitados a participar.
 
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