Se ha inaugurado el lunes 20 de mayo la Asamblea general de los Obispos italianos. En la inauguración, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el card. Angelo Bagnasco, ha llamado la atención sobre las urgencias de la familia, «patrimonio de la humanidad y bien universal», que, en una «sociedad en la encrucijada», es «el primer y principal manantial no sólo de la vida, sino también de energías morales y de apoyos sociales y económicos».

«”Hasta cuando la familia podrá resistir sin políticas de apoyo consistentes, incisivas e inmediatas? », ha preguntado el purpurado, indicando en primer lugar de las emergencias políticas y económicas el tema del trabajo, seguro y digno. Después, ha declarado: «La familia no puede ser debilitada y humillada por cosas semejantes que de forma sutil abren una brecha progresiva en su identidad y no son necesarias para tutelar derechos individuales desde hace mucho ya garantizados en el ordenamiento jurídico». Por lo tanto, el card. Bagnasco ha intervenido en defensa de la sacralidad de la persona y de la vida, que «no sólo es un bien para cada uno, sino también, en buena medida, un bien que contribuye al tesoro común" y está "tanto más necesitado de cuidados cuanto más débil e indefenso es».