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El decálogo del bien común   versione testuale
Los Obispos australianos, ante las próximas elecciones. A las urnas, los diez mandamientos de la doctrina social de la Iglesia.



Como preparación a las elecciones en Australia, que se celebrarán en septiembre, los Obispos han escrito una carta pastoral a los católicos, que son un cuarto de la población votante, pidiéndoles que tengan en cuenta los valores de la «rica tradición de la Doctrina Social de la Iglesia y de la larga experiencia de servicio a las personas», para que su voto sea para el bien común, «más allá de los partidos». «Animamos a los católicos a ir más allá de sus deseos individuales para aplicar, en el secreto de las urnas, el criterio del bien común. El bien de los individuos y de la sociedad como un todo deben ser buscados juntos en armonía». Y el fundamento del bien común está, según la tradición católica, «en la promoción de la dignidad humana" e, implícitamente, «en el servicio a los pobres, los marginados, los más indefensos y los olvidados».
 
”Cuáles son para los Obispos australianos los valores y los fines sobre los que valorar las propuestas políticas, a la luz del bien común? Ante todo, la «responsabilidad hacia los pobres y los vulnerables"». Por lo tanto, la defensa del matrimonio entre un hombre y una mujer y la familia como «célula fundamental de la sociedad»; «el reconocimiento jurídico de la única naturaleza del matrimonio entre un hombre y una mujer es obligatorio, también para defender el derecho de los niños a tener una madre y un padre naturales». La Iglesia reconoce que hay muchas situaciones en las que no pueden estar presentes ambos padres en la vida de los hijos y que los padres individualmente considerados deben ser apoyados en su responsabilidad, pero «los niños no pueden ser privados intencionadamente de ambos padres sin que eso provoque daños a su salud». La protección de los menores es, de hecho, uno de los objetivos primarios del compromiso político por el bien común y la Iglesia está fuertemente comprometida en «acabar con toda situación de abuso sobre los pequeños y brindar su ayuda a las víctimas». La Iglesia tiene «una larga historia de defensa de la dignidad de la mujer» y de defensa de la vida humana, otro valor irrenunciable en la búsqueda del bien común. «Toda vida humana debe ser respetada, sobre todo la más vulnerable, incluidos los no nacidos, los enfermos, los ancianos, los minusválidos y las comunidades más pobres, donde se cometen abusos, que viven en el hambre o en la guerra». Los políticos deben proteger a los indígenas australianos y, «para una vital y próspera democracia», acoger «a millones de hermanos y hermanas que buscan refugio en Australia como su nueva casa, después de haber abandonado su tierra de origen por miedo a las persecuciones, a la guerra o al hambre». El compromiso político por el bien común debe actuar a favor de la educación y la enseñanza, del cuidado de la salud, de la paz y del desarrollo ecológico y sostenible.
 
En la carta pastoral, la Conferencia Episcopal Australiana reclama «los diez principios de la Doctrina social de la Iglesia católica»: la dignidad de cada ser humano, creado a imagen de Dios; el respeto de la vida en cada momento de su desarrollo, desde la concepción hasta la muerte natural; la valoración de las asociaciones y las organizaciones intermedias, como la familia; la participación de todos en la construcción del bien común, con la opción preferencial por los pobres y los vulnerables; la solidaridad entre miembros de «una sola familia humana»; la custodia de la creación; el principio de subsidiaridad, que comprende el principio de “proximidad”; la igualdad de todos los hombres ante Dios y el rechazo de toda discriminación.
 
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