En una entrevista a la agencia Fides, mons. Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia, principal ciudad de la región mexicana de Michoacán, expresa su gran preocupación por las condiciones sociales del país, desde hace tiempo escenario de luchas violentas entre grupos armados de narcotraficantes y entre ellos y las fuerzas del orden, en cuyas filas aumenta la corrupción y, de este modo, la inseguridad civil, hasta el punto de que se advierte la exigencia de una intervención militar para devolver el orden a la zona. La causa de esta degradación moral y social es, para el prelado, cultural y educativa, debido a «
carencias en la instrucción pública» y a la «
fragmentación de la sociedad». Debido a lo peligroso de la región, ha cerrado el Seminario Mayor de San José y Santa María en la Diócesis de Apátzingan, en la Metrópolis de Morelia.
«Todo esto destruye la familia -ha afirmado mons. Suárez Inda- y hace crecer la emigración. Hay pueblos donde encontramos sólo abuelos y nietos, pero falta completamente la generación de los padres». Por lo tanto, es tiempo de cambiar y de «reconstruir la sociedad desde la base», declara el prelado, invitando a todos los ciudadanos a «adoptar un sistema basado en la justicia, sin caer en la grave tentación del pesimismo». Después, concluye: «El mal no tiene la última palabra. Debemos vivir en la esperanza fundada de que el hombre, a pesar de todo lo que tiene de malo, no está nunca completamente corrompido».
