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La Carta, una luz para salir del túnel   versione testuale
El comentario del prof. Francesco D'Agostino, Presidente de los Juristas católicos italianos, en el XXXº de la Carta de los Derechos de la Familia



«Cuando fue aprobada, hace treinta años, la Carta de los Derechos de la Familia, supuso una fuerte provocación anti-individualista, afrontando abiertamente problemas de vida y de organización familiar que hoy son dramáticos». Así, dice el prof. Francesco D'Agostino, docente ordinario de Filosofía del Derecho y de Bioética y Presidente de la Unión de juristas católicos italianos, que ha colaborado con el Pontificio Consejo para la Familia en la organización del Encuentro de trabajo de juristas internacional, sobre el tema "Los derechos de la familia y los desafíos del mundo contemporáneo", apenas clausurado (19-21 septiembre 2013).
 
«Por primera vez, la Carta ha planteado ante la opinión pública y los responsables del bien común a la familia como institución social y sujeto jurídico autónomo, de tutelar en cuanto tal; un sujeto "diferente" con respecto a los miembros individuales que la componen», afirma D'Agostino. «Esta provocación no ha sido aún acogida y sigue siendo urgentemente válida, debido a las desastrosas consecuencias sociales que todos vemos». Para el jurista, es tiempo de que el estado reconozca la propia «incapacidad de asumir tareas fundamentales, como la educación integral de los muchachos, la asistencia a los débiles y enfermos, sobre todo ancianos, la ayuda a los jóvenes con problemas». «Esta crisis social, educativa-asistencial-generacional, nace de esta falta de reconocimiento y tutela de la familia como sujeto civil. Hoy es inevitable que la familia sea reconocida en cuanto tal, no como un acto de buena voluntad de los políticos y legisladores, sino como una necesidad histórica». Y «lo que está escrito en la Carta es válido puntualmente también hoy, en todos sus aspectos».
 
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