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Santos “por” y “con” la familia   versione testuale
En el clima de la canonización de los dos Papas, se subraya la relación de este evento con el tema de la familia. Significativos los testimonios de dos cardenales.


La vida de San Juan Pablo II “ha sido una continua obediencia al Evangelio de Jesús: por esto ha sido tan amado”. Así lo afirmó el cardenal Angelo Comastri, en la homilía de la misa de Acción de gracias por la canonización. Es de la santidad de san Juan Pablo II de donde proviene su valentía para “declarar abiertamente la fe en Jesús en una época de silenciosa apostasía por parte del hombre que saciado vive como si Dios no existiera”, así como su audacia para “defender a la familia que es un proyecto de Dios escrito claramente en el libro de la vida”. Un compromiso asumido mientras se estaba propagando “un gran confusión y una pública agresión hacia la familia, producto de un irracional intento de trazar una anti-génesis, un contraproyecto del Creador”.
 
El Papa Francisco confesó “haber visto la mano de Dios” al tomar la decisión de elegir el tema de la familia para los dos próximos Sínodos, que tendrán lugar, en el 2014 y en el 2015. Así lo afirmó el cardenal Philipe Barbarin, arzobispo de Lión: “no es para nada sorprendente que el Papa haya confiado los trabajos de los Sínodos sobre la familia a la intercesión de los dos nuevos Pontífices santos, para que sean orientados con la docilidad del Espíritu Santo”. Sobre estos temas es necesario “unirse en oración, porque es mucho lo que está en juego”. Esta es la experiencia personal del cardenal Barbarín, vivida en un país, Francia, donde el proceso de secularización ha llevado a “considerar como derechos fundamentales de la persona”, la aprobación de leyes contra el matrimonio y la vida. En todo esto ha sido alentador apoyar el “significativo testimonio de los católicos franceses”, que en los últimos tiempos se han expresado mediante manifestaciones de gran importancia, donde el elemento central ha sido, ciertamente, la oración. Para un creyente –dijo con convicción el cardenal-, “hay verdades que no son laceradas por una mayoría en el Parlamento. Si hay un fundamento antropológico contundente, ese durara para siempre”.
 
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