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Separados, una herida que hay que curar    versione testuale
Un convenio en el Pio Sodalizio de Roma. Emanuele (Familias cristianas separadas): "Escucha, acogida y acompañamiento"


"En una de las primeras reuniones una persona dijo: cuando me casé había tres sacerdotes, cuando me separé estaba completamente solo. Entonces nos dimos cuenta de que se necesitaba algo para que los separados recuperaran su relación con Dios". Fueron estas palabras de Ernesto Emanuele, presidente de las asociaciones "Familias separadas cristianas" y "Separados fieles", en su intervención el 7 pasado de abril en el Pio Sodalizio dei Piceni, Roma, en el convenio "La familia hoy en día, entre separaciones y divorcios. Reflexiones a partir de un primer estudio con las asociaciones de separados", promovido por la Fundación "Ut vitam habeant” en colaboración con el Instituto de Antropología de la cultura de la familia y de la persona y el Centro para la Pastoral de la familia del Vicariato de Roma. "Las personas en el momento de la separación - continuó - son como una esponja, lo absorben todo: hay que hablarles de Dios. En estos 25 años hemos visto "milagros", personas que no han reencontrado a su cónyuge, pero que en el sufrimiento han encontrado a Dios y aquellos que se han encontrado con un Dios diferente del que conocían antes”. El convenio, en el que intervinieron el cardenal Elio Sgreccia, Leonardo Salvemini, don Maurizio Gronchi y Cesare Massimo Bianca, fue moderado por monseñor Andrea Manto, director del centro de Pastoral sanitaria y encargado de la Pastoral de la familia del Vicariato de Roma.
 
Las "palabras clave" de la actividad de las asociaciones, añadió Emanuele, son "escucha, acogida y acompañamiento. En Italia desde el 75 se separaron 4 millones y medio de personas, los hijos de los separados son un millón trescientos mil, para quienes - concluyó - permanece abierto el problema de la educación".
 
 
 
 
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