Agradecimiento por el testimonio conyugal y familiar de tantas familias. Pero también temor por el reconocimiento de las uniones de hecho o el acceso al matrimonio por parte de parejas formadas por personas del mismo sexo. La familia ha sido uno de los temas de la sesión otoñal del Consejo episcopal permanente de los Obispos italianos, reunido en Roma del 22 al 24 de septiembre. Entre los diferentes argumentos al orden del día, se encuentran la falta de escucha por parte de las autoridades públicas en lo que toca a las políticas fiscales y de armonización entre los tiempos de trabajo y los de la familia, la formación permanente de los presbíteros en un horizonte de reforma. Y por último, la persecución que sufren los cristianos, más en general, las minorías religiosas en los Países del mundo.
“En la inminencia del acontecimiento sinodal – escriben los obispos en su mensaje “El bien común de la familia” – queremos dar la palabra a una realidad que ha surcado puntualmente los trabajos del Consejo episcopal permanente. La familia, comunión de vida formada por un hombre y una mujer y fundada sobre el vínculo público del matrimonio, está abierta a la acogida de la vida. Para nosotros cristianos esta asume la dignidad del sacramento; y por ello no ahorraremos esfuerzos en los que se refiere a personas y energías”.
La prioridad, prosigue el Consejo, es la de “alzar la voz para la protección y la promoción de la familia y la de relanzar la disponibilidad para comprometernos con todas nuestras fuerzas en el servicio de nuestro pueblo. Sabemos que no estamos solos en este camino, ya que nos encontramos a menudo con la inteligencia y la voluntad generosa de todos aquellos que, partiendo a veces de conceptos culturales diversos, advierten al mundo de la importancia de lo que se pone en juego”. Según los obispos “la estabilidad de la familia está ligada a la calidad de la condición humana: es por ello que no nos cansaremos y no cesaremos en nuestro esfuerzo para combatir cada atentado contra la vida, la libertad de educación, el derecho a la enseñanza y al trabajo, autenticas condiciones de justicia y de paz”.
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