“Cuando un hombre y una mujer unen para siempre sus vidas en el matrimonio, algo muy grande sucede en el mundo. La misión de la familia es una misión muy especial”. Éstas eran las palabras del cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia episcopal italiana y arzobispo de Génova, en la carta que escribió como conclusión de su visita pastoral a la diócesis. "Una cierta tendencia nos quiere hacer creer que vivimos en una sociedad desordenada y desestructurada, donde sólo reina el interés y la corrupción, el egoísmo y la evanescencia. Pero no es así. Es verdad que todo esto existe- ”es que no ha sido siempre así? - Pero hay mucho más: la gente sencilla está sana, vive y mira con simpatía y esperanza a la Iglesia ". "¡Cuántas personas - observó el cardenal - viven con dignidad y dedicación! Se sacrifican por su familia, por los niños, por sus ancianos y por los enfermos”. Así pues, en el "amor" abierto a la vida "que existe entre el hombre y la mujer," en su realidad de pareja, primera escuela de virtud, está en juego no sólo el futuro de la pareja, sino el futuro de la sociedad, su futuro y su estabilidad ". "Para ello, concluye," albergamos la esperanza de que nuestro País posea una política familiar más concreta y eficaz”.